Toda la verdad sobre la estrella de Belén.
La verdad sobre la estrella de Belén
Es bien sabido, por quienes tienen cierto conocimiento de los relatos bíblicos que inspiran los festejos de estos días, que fue la estrella de Belén la imagen que guió a los magos del evangelio de Mateo (luego conocidos como “reyes magos”, reducidos a tres e identificados con sus nombres, Melchor, Gaspar y Baltasar, provenientes de cada uno de los tres continentes conocidos hasta entonces) en la búsqueda del recién nacido Jesucristo y su madre María.
Ahora bien, qué clase de fenómeno astronómico fue ese, desde el punto de vista científico, es todavía un misterio. Varias opciones se barajan como válidas, dependiendo de todo tipo de factores a analizar, entre ellos el de la fecha: ya no se da por hecho que este suceso haya tenido lugar hace 2013 años, es decir en el año 0 de nuestra era, sino entre cinco y doce años antes, según una buena parte de los historiadores.
Algunos especialistas bíblicos explican que se habría tratado de la conjunción planetaria ocurrida en el año 7 a.C. En esa ocasión, Júpiter y Saturno se acercaron de manera aparente en el cielo tres veces en pocos meses, en la constelación de Piscis. A esta certidumbre astronómica los estudiosos agregan el contexto interpretativo: los magos (astrólogos y sabios) encontraron en esta conjunción planetaria una señal simbólica: el nacimiento de un gran rey (Júpiter) de justicia (Saturno) para los judíos (Piscis).
Según explica esta hipótesis, los magos se pusieron de camino a Belén cuando se dio la primera de estas conjunciones, y llegaron a destino al tiempo que se daba la tercera. En el año 1925 se encontró a 100 kilómetros de Babilonia una tabla de arcilla que puede apoyar esta teoría, ya que en ella se relata la triple conjunción de Júpiter y Saturno, es decir que fue vista en todo Oriente medio. Otros estudios astronómicos demuestran que en aquel entonces la reunión de Júpiter y Saturno en el cielo tuvo en un momento la compañía de la Luna en su fase creciente, muy próxima a los planetas, lo que pudo haber constituido una imagen magnífica, fuera de lo común, muy fácil de ser considerada una señal divina.
Algunos investigadores sostienen que la estrella de Belén fue en realidad el tránsito del cometa Halley, que pudo ser visto el año 12 a.C. Esta posibilidad es fuertemente sostenida, en el imaginario religioso, por la obra del pintor Giotto, quien pintó, en “La adoración de los reyes magos”, un cometa similar al Halley, al cual él había visto pasar en el 1301. Otros dicen que pudo haber sido una supernova gigante, la explosión de una estrella mucho más grande que el sol, aunque no hay pruebas en el espacio que sostengan esta hipótesis. Sí pudo haber sido, como mantienen algunos especialistas, una nova que brilló en el cielo el 31 de marzo del año 5 a.C. Lo cierto es que algunos fenómenos del espacio mencionado en la Biblia han sido confirmados por la ciencia, y tal vez en algún momento se llegue saber a ciencia cierta que fenómeno fue el que conocemos como la estrella de Belén.
Fuente: tuhistory.com
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